En Upaviṣṭha Koṇāsana (postura del ángulo sentado), forzar la cabeza y el pecho hacia el suelo con la espalda redonda es común... y contraproducente. La verdadera apertura no se logra tirando con la espalda, sino inclinando la pelvis correctamente.
Observa la diferencia:
- Espalda redondeada = pelvis bloqueada. La pelvis se inclina hacia atrás, la columna se curva y el movimiento se estanca.
- Espalda larga = pelvis activa. El coxis se eleva ligeramente, la zona lumbar se alarga y el torso se inclina desde las caderas.
Este pequeño ajuste pélvico cambia todo. No se trata de tener isquiotibiales súper flexibles desde el primer día (esa flexibilidad se desarrolla con práctica), sino de crear espacio donde realmente importa.
Si tu cuerpo aún no se abre completamente, usa estas variaciones:
- Siéntate en un bloque - elevar las caderas facilita la inclinación natural de la pelvis y te ayuda a encontrar una columna larga desde el inicio.
- Dobla las rodillas- flexionar las rodillas libera la tensión de los muslos internos y permite que la pelvis haga su trabajo sin bloqueos. Es la mejor manera de aprender el movimiento.
- Desde ahí, explora - con la pelvis activa y la espalda larga, la postura se irá abriendo poco a poco. La flexibilidad llega con la práctica constante y consciente.
Recuerda:
• La meta no es tocar el suelo con la frente, sino mantener la integridad de la postura.
• Usa las variaciones no como un paso atrás, sino como la forma más inteligente de avanzar.
• Concéntrate primero en el movimiento de la pelvis; la flexibilidad profunda llegará con el tiempo.
¿Has notado cómo un pequeño ajuste en la pelvis transforma esta postura?
¿En qué variación te reconoces más hoy?