Cuenta el mito que, cuando los dioses quisieron castigar a los mortales por haber recibido el fuego de manos de Prometeo, Zeus ordenó crear a una mujer tan bella como peligrosa. Hefesto modeló su cuerpo, Atenea le dio habilidad, Afrodita encanto irresistible, y Hermes… la capacidad de la seducción y la mentira. La llamaron Pandora, “la que posee todos los dones”. Hermes la entregó a Epimeteo, hermano imprudente de Prometeo. Y aunque éste le había advertido que no aceptara ningún regalo de Zeus, el brillo de Pandora le nubló todo juicio. En su nuevo hogar, Pandora encontró un ánfora sellada. Nadie le había explicado su contenido, solo que no debía abrirla jamás. Y ya sabemos qué ocurre cuando lo prohibido llama más fuerte que la razón. Un día, incapaz de resistir, Pandora levantó la tapa. Aquello que estaba dentro —cada enfermedad, cada dolor, cada miseria destinada a los hombres— salió disparado hacia el mundo como un enjambre oscuro: la vejez, la fatiga, el hambre, la injusticia, la enfermedad, la desesperación… Pandora, horrorizada, cerró el ánfora de golpe. Y allí dentro quedó algo más. La esperanza: su luz brillante la consolaba cada vez que abría el ánfora. Y aquí llegó el mito a su final. Pero... lo que quedó encerrado no fue un bien, sino —como interpretaría Nietzsche siglos después— otro mal: «Zeus no quiso que el hombre arrojase su vida, por cuanto mucho pudiera que los otros males le torturasen; antes bien, le da la esperanza. En verdad, es el peor de todos los males, porque prolonga el tormento del hombre.» Así visto, la esperanza, entre todos los males, es el más sutil. El más engañoso. El único que no voló libre… porque debía permanecer dentro del ser humano como un mal doméstico. Los otros males hieren, pero son visibles. Agotan, pero se reconocen. Apuñalan, pero dejan cicatriz. La esperanza, en cambio, no duele al principio. Se esconde bajo forma de consuelo, como un bálsamo que promete un mañana distinto. Es el lobo que se disfraza con piel de cordero y nos susurra: «Aguanta… ya llegará… espera un poco más…»

Sí, cómo te tratas, cómo te relacionas contigo mismo, cómo te hablas... Eso es algo que deberíamos trabajar todos. Eres la persona de tu vida, quie está contigo desde que naciste hasta que te vayas. ¿Estás más cerca de los que se quieren a sí mismo más que a nadie o de los que no soportan a estar a solas consigo mismo? Te dejo un vídeo para que te ayude a reflexionar antes de lanzar tu comentario https://www.instagram.com/reel/DQZ21WoiGl7/?igsh=enBkaHg3eGl0YTA4

La autoestima es un aspecto esencial para nuestro bienestar emocional y nuestro éxito en diferentes áreas de la vida. De acuerdo con expertos y autores en desarrollo personal, la autoestima está compuesta por dos componentes clave: la autoeficacia y el auto respeto. Entender y trabajar en estos aspectos puede transformar nuestra forma de vivir y afrontar los desafíos diarios. ¿Qué es la autoestima y por qué es tan importante? La autoestima nos impulsa a sentirnos dignos de ser felices, a cuidar nuestros intereses y a desarrollar confianza en nuestras capacidades. Cuando su nivel es bajo, es común experimentar negativismo, insatisfacción y dificultades para progresar en lo personal, profesional y social. Por ello, invertir en fortalecer nuestra autoestima es fundamental para lograr una vida plena y satisfactoria. Los 6 pilares para fortalecer tu autoestima A continuación, te presentamos los seis pilares que, según investigaciones y experiencias en desarrollo personal, son esenciales para mejorar nuestra autoimagen y confianza en nosotros mismos. 1. Vivir conscientemente: Tomar decisiones alineadas con nuestros valores y objetivos nos permite tener control sobre nuestras vidas. Muchas veces actuamos automáticamente, lo que puede afectar negativamente nuestra autoestima. Ser conscientes de cada elección nos ayuda a construir una vida más auténtica. 2. Practicar la autoaceptación: Aceptar quienes somos, con nuestras virtudes y defectos, es crucial. Es normal cometer errores, y sentir culpa no ayuda. Aceptar nuestros desaciertos nos brinda la oportunidad de crecer y fortalecer nuestro auto respeto. 3. Asumir la autorresponsabilidad: Tomar el control de nuestras acciones nos empodera. La clave está en buscar soluciones y actuar, en lugar de culpar a circunstancias externas. La responsabilidad personal nos permite cambiar y avanzar. 4. Practicar la asertividad: Ser auténticos y expresar nuestras opiniones de manera sincera aumenta nuestra confianza. Aprender a decir "no" cuando algo nos perjudica fortalece nuestro carácter. 5. Vivir con propósito: Tener objetivos claros y alineados con nuestros valores otorga sentido a nuestras acciones. Los propósitos nos guían y motivan, ayudando a elevar nuestro autoconcepto. 6. Mantener la integridad personal: Actuar con honestidad y coherencia con nuestras creencias nos hace sentir auténticos. Vivir con integridad permite sentirnos en paz y seguros de nosotros mismos.

Hoy me llegó este video y quería compartirlo con esta comunidad. https://www.instagram.com/reel/DQHn9wKEjGg/?igsh=MXR0aGZ5Mnptc3N1bA== ¿Qué frase te resuena más?

El ejercicio aporta mucho en todos los niveles mira este video y responde... https://www.instagram.com/reel/DO7eHODDjEK/?igsh=MTJiMmxkcmkwNWFveg== ¿Qué te aporta el ejercicio a nivel emocional?