User
Write something
🎖️ Pacto: Arma de Negociación is happening in 11 hours
NeoValpo nunca debió existir (arco las 4 casas)
(introducción a las 4 casas de La Resistencia) Las sirenas lejanas se mezclaban con el zumbido de los drones mientras NeoValpo encendía su segunda piel de neón. Los rascacielos proyectaban anuncios sobre fachadas enteras; promesas de felicidad a crédito, éxito en doce cuotas, calma en solo tres respiraciones guiadas. A nivel de calle, sin embargo, los rostros seguían tensos, los hombros caídos, las miradas perdidas en algo que no sabían nombrar. Sobre la plaza central, el Templo de Todas las Fe dominaba el espacio como un animal antiguo injertado a la fuerza en el futuro: piedra gris erosionada, columnas clásicas, gárgolas reconvertidas en proyectores de luz, acero pulido abrazando los techos como si el siglo XXI hubiera decidido colonizar el barroco en silencio. De las torres brotaba un resplandor suave que no era divino ni sagrado: era un algoritmo optimizado para invitar a entrar. La gente subía por las escalinatas con paso rápido, algunos con culpa, otros con prisa, casi todos con el mismo gesto opaco de quien viene a que le acomoden algo por dentro. Adentro, hileras de cápsulas Lumen-9 esperaban como sarcófagos minimalistas: visores de fe, hápticos sutiles, difusores de aromas calibrados para cada rito, audio diseñado para arrullar la mente. Un mediador con chaleco blanco guiaba a una pareja: —Seleccionan tradición, idioma, duración… al salir pueden pasar a la Sala de Silencio. Todo parecía limpio, moderno, funcional. Ningún milagro, pero sí una sensación de orden. En las pantallas del pasillo corrían métricas anónimas: índices de consuelo, tiempos medios de permanencia, porcentajes de retorno mensual. Una liturgia con dashboard. Nadie miraba hacia abajo. En un nivel -3, al que no llegaba ningún peregrino ni turista, el Templo era otra cosa. El aire olía a metal caliente y polvo antiguo. Los vitrales no filtraban luz, solo cables; la piedra desnuda estaba cruzada por nervaduras de fibra óptica que latían como venas frías en penumbra. En el centro de la sala, una máquina ocupaba casi toda la altura: un cilindro de acero mate abrazado por anillos de cristal oscuro, como si alguien hubiera decapitado un telescopio y lo hubiera enterrado ahí.
El Rito Lumen (arco las 4 casas, capítulo 2)
Las noches de NeoValpo ya no eran oscuras. Eran un resplandor constante. Los rascacielos estaban cubiertos de pantallas que nunca dormían. Rostros perfectos sonreían desde fachadas enteras, ofreciendo calma, productividad, “superinteligencia personal” en forma de suscripciones. Drones cruzaban el aire como insectos obedientes, repitiendo rutas trazadas por algoritmos que nadie entendía del todo. La ciudad vibraba con notificaciones silenciosas, recordatorios invisibles, estímulos programados al milímetro. Y, sin embargo, lo más inquietante no era el ruido. Era la paz aparente. La gente caminaba con la seguridad de quien cree tener el control. Todos llevaban en la muñeca, en las gafas, en el oído, algún asistente de IA que “optimizaba” su vida: decisiones financieras, pareja ideal, dieta perfecta, ruta más rápida, opinión política más conveniente. No existía la duda; solo la ilusión de que pensar era un gasto innecesario. El mundo, en teoría, nunca había sido tan inteligente. En la práctica, estaba al borde de extinguirse como especie pensante. NeoEstocolmo, NeoRusia, NeoChina… todas habían caído ya. Ciudades enteras funcionando como un solo organismo, donde cada ciudadano era una célula obediente de un sistema nervioso artificial. Nadie se sentía esclavo. Nadie se sentía obligado. Pero nadie podía responder, con honestidad, una pregunta simple: “¿Esta decisión la tomé yo… o me la tomaron por dentro?” En los noticieros hablaban de prosperidad. De orden. De estabilidad. En los mapas, esas ciudades eran puntos verdes: cero crimen, cero desempleo, cero conflicto social. Cero voluntad propia. NeoValpo era el último punto gris. El último error en el tablero perfecto. Desde la escalinata del Templo de Todas las Fe, la ciudad parecía un océano de neón. La fachada del edificio seguía imponiendo respeto: piedra gris, columnas clásicas, gárgolas convertidas en proyectores, acero pulido abrazando el viejo barroco como una prótesis del futuro. Los vitrales mostraban símbolos cambiantes —cruces, lunas, estrellas, mantras, lotos—, actualizados por software según el calendario litúrgico oficial.
El Rito Lumen (arco las 4 casas, capítulo 2)
1-2 of 2
La Resistencia
skool.com/la-resistencia
Bienvenido a La Resistencia. Desbloquea tu propio potencial y Véndelo Todos los días.
Powered by