Cuando las batallas parecen imposibles y las fuerzas humanas no alcanzan, Dios nos recuerda que Su Espíritu es suficiente para abrir caminos donde no los hay.
No dependas de lo que ves, ni de lo que puedes hacer con tus manos; depende del poder que viene del cielo.
Cuando Dios habla, los muros caen, los mares se abren y los imposibles se hacen