En el mapa de Dios hay rutas que no se ven a simple vista.
Son caminos que solo se abren cuando tu corazón se rinde.
Dios sí se acerca cuando encuentra un corazón quebrantado y sincero.
Un corazón quebrantado es un GPS espiritual. Te hace ver que necesitas a Dios más de lo que crees y eso activa Su guía.
Dios no desprecia tu proceso.
No rechaza tus pedazos. Él toma cada parte de ti y lo convierte en dirección, propósito y claridad.
Hoy, el aprendizaje es profundo: No hay mapa sin quebranto. Porque el quebranto abre espacio para que la voz de Dios entre.
Pregúntate: ¿Cuál parte de mi corazón necesito entregar para que Dios me dirija mejor?
Declara: “Señor, aquí está mi corazón. Lo rindo, lo abro y lo entrego. Guíame desde lo profundo, no desde mi fuerza. Donde yo me quiebro, Tú me diriges.”
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