Este versículo es una invitación directa de Dios a volvernos a Él. Dice que si Su pueblo se humilla, ora, busca Su rostro y se aparta del mal, Él escuchará desde los cielos, perdonará y sanará. Es una promesa de restauración, pero también un llamado a acción.
Dios no busca apariencias, sino corazones rendidos. Humillarse significa reconocer que sin Él no podemos; orar es abrir el corazón con sinceridad; buscar Su rostro es desear Su presencia más que cualquier bendición; y apartarse del mal es decidir vivir diferente. Cuando lo hacemos, el cielo responde.
Hoy aprendemos que el cambio que anhelamos comienza con nuestra rendición. Si queremos ver sanidad en nuestra vida, familia o nación, primero debemos permitir que Dios sane nuestro corazón.
Pregúntate: ¿Estoy buscando a Dios solo por necesidad o porque quiero conocerlo de verdad?
Declara: “Padre, me humillo delante de Ti. Perdona mis pecados, limpia mi corazón y sana mi tierra. No quiero vivir lejos de Tu presencia, quiero buscar Tu rostro cada día y caminar en obediencia a Ti.”
#RetoPrayzone #PraisePrayMove #First15