Pablo nos invita a mantener una vida de oración constante, vigilante y agradecida. No se trata solo de orar cuando hay necesidad, sino de un estilo de vida. Perseverar significa orar aun cuando no vemos nada, y velar significa mantenernos despiertos espiritualmente para no perder la sensibilidad a la voz de Dios.
Hoy aprendemos que la oración efectiva no se trata de cantidad, sino de constancia y gratitud. Dios no busca oraciones perfectas, sino corazones perseverantes que confían en Él. Cuando oramos con agradecimiento, incluso antes de recibir la respuesta, demostramos una fe madura que entiende que todo está bajo Su control.
Pregúntate: ¿Estoy perseverando en la oración o me rindo fácilmente cuando no veo cambios?
Declara: “Señor, enséñame a perseverar en la oración con un corazón agradecido. Quiero mantenerme firme y lleno de fe, sabiendo que Tú escuchas y haces tu voluntad en el momento perfecto. Gracias porque aun cuando no veo resultados, sé que estás obrando.”
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