Al principio no tenía ni idea de lo que hacía.
La kettlebell se movía más que yo.
Cero flow, técnica dudosa y muchas ganas de rendirme.
Pero seguí. Día tras día.
Sin pensar en hacerlo perfecto, solo en hacerlo un poco mejor.
Y con el tiempo… las cosas empezaron a tener sentido.
Hoy miro atrás y me río, pero también me siento orgulloso.
Porque sin ese caos del principio, no habría llegado al control de ahora.
Así que si estás en esa etapa donde nada sale bien…tranquilo, todos empezamos igual de torpes.
Lo importante es no parar.
👉 Mira el vídeo y recuerda: lo que hoy te frustra, mañana será tu punto fuerte.
¿Cuántos años creéis que han pasado desde este video?