Mi primera gran restricción fue entender que el verdadero límite en mi negocio era yo mismo. Por querer tener mis manos en todos los procesos, estaba frenando el crecimiento y la fluidez operativa. Aceptar esa realidad y dar el salto —delegar, confiar y soltar— me permitió avanzar mucho más rápido y con mayor eficiencia en las operaciones de la empresa. 👌😊