Una objeción se puede rebatir para mantener la venta.
Pero si transmitís inseguridad o te mostrás desorientado jamás va a haber venta.
Aunque el foco no esté en cerrar, necesitás un plan para llegar allí: el cierre se construye con pequeños pasos que le dan dirección a la conversación.
Con un plan, evitás que la venta quede flotando sin rumbo.
“Los clientes esperan dirección. Se irritan cuando las llamadas no dejan claro qué viene después.” — Neil Rackham
El error común cuando no sabemos hacia dónde ir es hablar mucho y avanzar poco.
Cuando estás nervioso y no tenés un plan, la conversación se vuelve incómoda.
Y si no hay un próximo paso claro, no hay avance real.
“El vendedor debe obtener algún tipo de compromiso del cliente para que la llamada sea un éxito.” — Neil Rackham
Pero tampoco es lo mismo decir:
👉 “Entonces… ¿Querés comprar?”
que decir:
👉 “¿Qué fecha te queda más cómoda para empezar?”
La primera intenta generar presión y la segunda marca un camino.
El cierre no se fuerza ni tampoco ocurre por sí solo; se construye a través de micro-compromisos claros que orientan al cliente hacia la venta.