No tienes un problema de negocio, Tienes un problema de sistemas.
Durante mucho tiempo me molestaba que las cosas no avanzaran, las ventas subían y bajaban, el trabajo se acumulaba, los clientes dependían demasiado de mí y yo pensaba que necesitaba más personas, más herramientas o más tiempo, pero nada de eso era el origen. La realidad era otra, ya que yo quería crecer un negocio que dependía de mi memoria, no de sistemas. Todo estaba en mi cabeza, y cuando todo está en tu cabeza, tú te vuelves el límite. El día que lo entendí, todo cambió. Un sistema no tiene que ser perfecto, solo tiene que existir. Puede ser un documento, una lista, una plantilla o un paso a paso escrito en tus notas. Lo único que importa es que te quite decisiones y te dé consistencia. Te dejo el ejercicio que me sacó del estancamiento. Elige una tarea que repites cada semana. Una que haces una y otra vez, algo simple. Escribe los pasos tal como los haces sin adornos, solamente el orden correcto para que salga bien. Puede ser cómo respondes a un cliente. Puede ser cómo haces una cotización. Puede ser cómo envías una factura o preparas un pedido. Cuando lo escribes, algo cambia. Puedes mejorarlo. Puedes delegarlo. Puedes optimizarlo. Pero si no existe, tú sigues siendo el sistema. Y ese es el camino más rápido para quedarte atorado. Tu negocio crece al ritmo de tus sistemas, empieza con uno hoy y siente cómo todo se vuelve más ligero. ¿Qué tarea vas a sistematizar primero?