Hoy es el día del 50 libre. Una prueba que dura apenas unos segundos, pero que se construye durante meses. Dormí bien, afiné detalles en estos días, ajusté sensaciones y preparé mi cuerpo para este momento. Pero hoy no se trata de pensar en lo que entrené. Hoy se trata de estar presente. El 50 libre no te da tiempo para corregir nada: todo pasa en la salida, en la línea, en el breakout, en el primer ciclo. La carrera es una decisión: ir, confiar y ejecutar. Mi objetivo es claro: buscar la mejor versión de estos 21 segundos. No forzar, no apurar… conectar. Conectar con la velocidad, con la técnica, con el ritmo que entrené una y otra vez. Hoy solo quiero disfrutar estar ahí. Porque competir también es un privilegio. 🔥 Mensaje del día: El trabajo ya está hecho. Hoy es para confiar, disfrutar y dejar que el cuerpo haga lo que aprendió. 💬 ¿Cómo vivís vos el día de una carrera importante? ¿Te ponés nervioso o te entusiasma?

Hay detalles de la natación que parecen simples… hasta que te das cuenta de que los venís haciendo mal toda la vida. Para mí, uno de esos detalles fue la respiración en crol. Durante años pensé que lo único importante era mover los brazos rápido y girar la cabeza lo justo para tomar aire. Pero con el tiempo entendí algo clave: no es el giro lo que te frena… es cuándo respirás. Respirar un poquito antes de tiempo me hacía hundir, perder agarre y romper el ritmo.Lo hacía sin darme cuenta. Y corregirlo no fue cuestión de fuerza, fue cuestión de sensación. Aprender a respirar más tarde cambió por completo cómo se siente mi crol: - el cuerpo va más alto, - el agarre es más limpio, - la brazada fluye sin interrupciones, - y el estilo se siente liviano de verdad. Es un detalle chico, pero te juro que hace una diferencia enorme. 🔥 Mensaje de hoy: A veces la mejora no está en nadar más fuerte, sino en sentir mejor un detalle que pasaste por alto durante años. 💬 ¿Cuál es el detalle del crol que más difícil se te hace a vos?

Este fin de semana fue intenso. Ayer sábado no pude publicar porque competí y después tuve que viajar, pero hoy quiero dejar una reflexión sobre el torneo. La verdad es que fue un torneo increíble. Estoy muy contento con mis resultados. Y al mismo tiempo, como me pasa siempre, aparecen esas pequeñas cosas que me muestran dónde puedo seguir mejorando. Esa mezcla de satisfacción y hambre es lo que me hace querer volver al agua para seguir construyendo. En el 50 libre, lo nadé tres veces: la eliminatoria y dos tomas de tiempo. La segunda toma fue mi mejor marca personal, y sentí que estoy empezando a aprender cómo nadar la carrera de verdad: con brazos más extendidos, mejor agarre, más conexión con el agua. Me gustó cómo se sintió. Ese 21 está cada vez más cerca. El 100 mariposa también fue muy positivo. Volví a nadar en 52 segundos, 52 bajo, y eso para mí es un gran paso después de este tiempo. Lo interesante fue el análisis: pensé que me había quedado sin fuerza en los últimos 10 metros, pero no. La diferencia —esas 40 centésimas— vino del subacuático de la vuelta. Es mejor que sea eso y no “haber muerto” al final. Son detalles corregibles y eso me deja tranquilo y motivado. El 50 mariposa fue la que me dejó un sabor un poco más amargo. A la mañana quedé a 2 centésimas de mi mejor marca personal y récord argentino, y a la tarde subí 3 centésimas. En ambas carreras el rompimiento de la superficie quedó un poco profundo. Esa sensación de que, si hubiera salido mejor, la marca también hubiera sido mejor. Pero este proceso también es aprender a aceptar cuando las cosas no salen exactamente como uno quiere… y aun así reconocer que el progreso está. 🔍 Lo que viene: paredes, vueltas y subacuáticos En todas mis carreras me estoy sintiendo bien nadando en superficie. La velocidad está, la técnica está, y se nota en cómo avanzo. Pero la gran diferencia no está solo en nadar… está en las paredes, las largadas y los subacuáticos. Mis subacuáticos hoy no están siendo buenos, y parte de eso viene de mi movilidad.