“y Jehová tu Dios las haya entregado delante de ti, y las hayas derrotado, las destruirás del todo; no harás con ellas alianza, ni tendrás de ellas misericordia. Y no emparentarás con ellas; no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo.” DEUTERONOMIO 7:2-3 Dios quería que su pueblo se mantuviera puro en su fe y obediencia, sin adoptar costumbres o creencias contrarias a su voluntad. Aunque ya no se trata de guerras o naciones, el principio sigue siendo no unirnos íntimamente con influencias que nos alejen de Dios (por ejemplo, relaciones, amistades o asociaciones que comprometan nuestros valores o fe). Se trata de mantener un corazón fiel a Dios y evitar compromisos que nos lleven a la idolatría moderna: poner otras cosas por encima de Él.