YA NO BASTA CON ESCRIBIR BIEN.
El mundo editorial ha cambiado, y con él la manera en que debemos adaptarnos para que nuestros sueños no se ahoguen entre las sábanas. En mi primer libro autopublicado, lo único que no hice fue imprimir. Me encargué de la maquetación, el diseño de la portada y las tapas, las ilustraciones interiores, los trámites legales, la distribución, la gestión de marketing, los vídeos promocionales y hasta el booktrailer. Todo buscando la mejor manera de reducir costos y con la confianza de que podía hacerlo. ¿El financiamiento para imprimir? Salió de mi propio bolsillo. Ahora, frente a la nueva tarea, necesito buscar financiamiento. Mi segundo libro ya está listo en términos literarios y he comenzado a trabajar en la maqueta y las ilustraciones interiores. Pero esta vez debo conseguir apoyo: concursos, fondos, patrocinios. Y lo mismo ocurrirá con el tercer libro, un libro-objeto totalmente ilustrado a color, acompañado de una exposición de 50 obras impresas en tela, que son las imágenes digitales del libro. El próximo año, mi primer libro lo publicaré en Amazon o alguna plataforma similar. Todo esto que relato es un esfuerzo necesario, que va mucho más allá de escribir. Ese romanticismo de que basta con la escritura ya no existe. Si queremos que nuestras obras brillen, debemos duplicar esfuerzos: ir a universidades, participar en eventos, movernos en todos los espacios posibles. Todo con tal de cumplir el propósito.