Sentí que iba a vomitar 😅
Ayer salí a hacer algunas vueltas aquí en la CDMX, ciudad en la que vivo desde hace varios años. Quienes la conocen saben que el tráfico es, digamos… un área de oportunidad. Por eso, siempre que puedo, prefiero caminar o moverme en ECO Bici. Ayer elegí la bici. Crucé Polanco, llegué a Avenida Chapultepec, recorrí Reforma —que por cierto ya está preciosa con los adornos navideños— y llegué sin problema a mi destino. Todo iba perfecto. El tema fue el regreso. Empecé a batallar más de lo normal. Pedaleaba fuerte, sudando a chorros, y casi no avanzaba. Honestamente pensé: “Algo anda mal conmigo… ¿estoy fuera de condición?, ¿será subida?” Lo curioso es que veía a otras personas pasarme como si nada, sin esfuerzo alguno. Ya casi llegando a casa pensé: esto no es normal. Me bajé de la bici, cansado, sin aire, empapado… y ahí lo vi. La llanta trasera estaba atorada. Literalmente, todo el camino estuve pedaleando contra la corriente, como si alguien le hubiera puesto la resistencia máxima a una bicicleta estática. Me reí de mí mismo, claro… pero también me llevé una gran lección. Robin Sharma dice que muchas personas no están cansadas por trabajar mucho, sino por trabajar mal enfocados. Brian Tracy hablaría de fricción innecesaria. Y los estoicos lo dirían simple: “Si algo requiere demasiada fuerza, primero revisa si es el camino correcto.” Ahí me cayó el veinte: 👉 ¿Cuántas veces en la vida creemos que el problema somos nosotros, cuando en realidad hay algo atorado? 👉 ¿Cuántas veces seguimos empujando, esforzándonos más, cuando lo que se necesita es detenernos, revisar y ajustar? Hoy me quedo con esta reflexión: No todo lo difícil es crecimiento. A veces, solo estás pedaleando contra la corriente. Y sí, al final me reí… espero que al menos esta historia también te saque una sonrisa imaginándome pedaleando a todo por Reforma sin avanzar. ⸻ *Micro-Acción del Día* 🔍 Detente hoy 5 minutos y pregúntate: “¿En qué área de mi vida estoy haciendo demasiado esfuerzo para obtener poco avance?”