Si últimamente sientes que ser mamá y perseguir tus sueños al mismo tiempo se siente casi imposible, este correo es para ti.
Porque antes que nada quiero recordarte algo que nadie nos dice lo suficiente:
No estás sola. Y lo difícil… no significa que tengas que renunciar a todo lo que quieres.
Estas claves vienen directamente de mi experiencia, de mi trabajo con cientos de mujeres, y del llamado que Dios pone sobre las mamás que Él escoge para liderar.
Quiero darte un adelanto aquí:
Ser mamá no te limita… te afina.
Te vuelve estratégica, enfocada e intencional, pero solo cuando aprendes a mejorar tu mentalidad y habilidades.
La mayoría de las mujeres no fallan por falta de capacidad, sino porque nadie les enseñó:
- cómo pensar,
- cómo gestionar emociones,
- cómo enfocarse,
- cómo organizar su tiempo,
- cómo poner límites sin culpa.
Cuando desarrollas estas habilidades, tu vida deja de sentirse abrumadora… y empieza a sentirse como una sinfonía.
Y yo se que tú sí puedes.
No estás tarde.
No eres menos por avanzar lento.
Y no estás sola.
Dios sabía exactamente quién eras cuando te llamó a ser mamá y una mujer de propósito.
Y tus hijos… te lo van a agradecer.