La primera vez que entregué un extra no solicitado, la clienta casi me besa en la boda.
No era nada loco: una foto impresa y enmarcada. Pequeña. Sencilla. Bonita.Pero para ella fue enorme.
Ese día entendí una cosa:Los pequeños gestos inesperados valen más que cualquier descuento.
Ya no era solo "el fotógrafo".Era el profesional que se había tomado la molestia de sorprenderla.
¿El resultado?Volvió a contratarme. Y habló de mí a sus amigas. Y sus amigas vinieron también.
Los extras no solicitados fidelizan.Te posicionan. Te diferencian.
Si quieres clientes que vuelvan, que hablen bien de ti y te recomienden con los ojos cerrados…Empieza a regalar sin que te lo pidan.
Eso es marca.
Eso es profesionalidad.
Eso es vender sin vender.
Aplícalo y te sorprenderán los resultados!