Hoy quiero recordarte algo simple pero profundo: que el proceso vaya lento no significa que esté mal. Dios no trabaja con prisas, trabaja con propósito. Si hoy sientes que nada cambia, revisa tu corazón antes de cuestionar el camino. Lo que Dios está formando en ti ahora será lo que te sostenga después. Permanece fiel, porque Dios aún no ha terminado contigo.