La verdad es que este último tiempo ha sido muy complicado emocionalmente para mí. He estado con la dopamina al mil, con el estrés encima, la ansiedad tocando la puerta y una autoestima que se ha sentido bastante frágil.
Pero quiero confesar que al conectar con mi propio ser, con lo que realmente me llena, con lo que amo, todo empieza a aligerarse, poco a poco. No de golpe, no de un día para otro, pero sí con pequeños momentos de calma que van regresando.
Estas experiencias de vida dejan cicatrices, sí, pero también traen crecimiento. Personal, y por qué no, profesional. Creo que son esas heridas las que nos empujan a crear con más conciencia, sin la venda en los ojos, entendiendo que todo lo vivido nos está formando.
Eso quería confesar. Si alguien está pasando por un momento difícil, deseo de corazón que poco a poco todo se acomode para su bienestar como ser humano.