En algún punto, mientras crecíamos, perdimos algo esencial: el juego.
Nos enseñaron a hacerlo “bien”, a mostrarnos fuertes, a no fallar, a buscar aprobación.
Y sin darnos cuenta, empezamos a juzgar cada movimiento, cada intento, cada expresión.
Pero mira a un niño.
No piensa si se ve bien cuando corre, baila o grita.
Simplemente ES.
Está viviendo el momento, explorando, sintiendo, creando sin miedo al ridículo.
Eso… eso es libertad pura.
Practicar, moverte, bailar, entrenar, crear… debería sentirse así: liberador, divertido, sin presión.
No estás aquí para “ser perfecto”, estás aquí para ser tú, con todo lo que eso trae.
Así que la próxima vez que entrenes, que bailes, que te expreses,
hazlo como si nadie te estuviera mirando,
hazlo porque se siente bien hacerlo.
👉 Suéltate.
👉 Juega.
👉 Deja que tu cuerpo recuerde lo que tu mente olvidó.
Porque no hay nada más cool que ser quien realmente eres.