Hoy creo firmemente en lo que estoy viviendo. Hace un mes subestimé hasta mi capacidad de lograr lo que me había trazado al entrar a la Mentoría. Obvio tuve miedo, como muchos de nosotros que arriesgamos sin saber si funciona o no. Pasé unas cuantas noches asustada pensando si estaba haciendo las cosas bien o no. Al pasar los días, yo misma me hablaba y me decía: “Si tú eres buena en todo lo que te propones, quita esos pensamientos negativos, recuérdate lo buena e inteligente que eres”. Empecé a trabajar desde la tranquilidad y desde los deseos que llevo en mi corazón, y un día se me ocurrió hacer un mapa de sueños y colocarlo frente a mi escritorio, donde cada mañana aplico la gratitud; y mirando mi mapa respiro profundo y siento cada uno de esos sueños que tanto anhelo con mi familia, que son lo mejor que tengo en mi vida (mamá, papá y mis 2 hijos). Ellos son todo, pero TODO, en la profundidad de la palabra “TODO”. Investigué un producto, lo escarbé y encontré aún más razones para poder venderlo. Y no es solo encontrar ese producto, es creer en lo que estás haciendo o investigando. Y ese sábado empecé a ver lo que tanto anhelé: RESULTADOS. Muchos dirán: “Ay, ¿pero por 107 ventas te alegras tanto?”. Sí. Sí, porque empecé testeando con 400.000 pesos que no tenía ni siquiera en físico, sino en una tarjeta de crédito. Con miedito aposté lo último que tenía en mi tarjeta, y aún sigo construyendo parte de mis metas y aspirando a ver cómo esos 400.000 pesos han vendido bien, tratando de llevar una buena logística. Y bueno, como dice José: “Conoce a tu cliente, indaga qué es lo que quiere o necesita”, y eso estoy haciendo. Mi mentor NATAN siempre al pie del cañón, respondiendo cada una de mis dudas sin importar el día o la hora. Y no solo él, sino todos a los que acudo por dudas han estado siempre allí con sus mejores consejos. José, Juance, Valentina, Mariana y Eli, siempre con la mejor actitud para lo que uno necesita. Tengo la mayor convicción, compañeros, de que todos podemos y estamos en la mejor academia.